Deje suelta la imaginación en cualquier portal, perdida bajo la sincronía de lo que no se menciona,
blasfemado pero absuelto, sin origen ni porque...
Busque las razones dentro de la lobotomía de mis desquicios, condenada a ser culpable en sentir lo prohibido,
conclave de un sonoro quizás, perdido en una inmensidad sin sentido…
y allí están, todos, frente a mí, señalándome…bajo una luna que se desata y cae a mis pies…
Así fui desvistiendo a cada uno entre los amasijos de mi cuerpo, sin más repudio de mi yo de piel,
obnubilando los sentidos que se desinhibían…luxus desenfrenado que emitían los poros del deseo carnal…
me deje llevar, sin siquiera percibir la nada, solo el roce de nuestras dermis, sin asfixia…sin margen,
sin más nada que nuestro erotismo…
…y ahí estaba el exquisito cortejo, el manjar de caprichos, en detrimento de mi absorción, avidez incitada,
lamiendo los sabores que emanaba, gula, incontenible gula, deleite prohibido ante el pecado del no perdón
por sentirla, y cae la última gota del placer…tu aliento…
El sofoco intrínseco de no absolver la mirada de nadie, avaricia súbdita (solo para mí), punto inconmensurable
del vacío egoísta que me remata ante tal apetito, sin dejar margen, despóticamente señero…
Mas la acidia por arrancar esta adoración incomprendida, la narcótica ilusión nocturna, rindiéndole pleitesía a
mi avidez…la que se mueve penduleando entre el basta y el no puedo… ¿donde se queda?...
Llegando a ese punto de duda la ira aflora, seductora y voraz, caníbal de mis eflujos sentidos, lamiendo el corazón…
acelerándolo hasta estallar, siente la amenaza de tu seducción, esa continua batalla donde rinden
siempre mis armas ante tus encantos…pero en días como hoy solo buscan la defensa…
…y siempre ahí…latente, escondida sin que podamos verla esta la envidia, esa que surge en los demás,
y cuyas catarsis de desahogo soy yo, por anhelarte, por dibujarte entre letras desteñidas y lunas que caen,
por el caos que me revolucionas, por ser la tierra y el agua, y por no ser nada…
Sí…me envidian….y no comprenden que no tengo nada para que sientan así…
Frenada, alicaída, y callada, sin resumir nada, me topa la soberbia, la que empuñas como armadura de níquel,
para sacudirme en los reinos vacios del silencio, del secreto altruista que se guarda como el más preciado tesoro,
el que ni tú sabes donde está enterrado…
Siete caracteres, siete pecados de un querer, que no medra, y que…entre silabas y desprendimientos
la agonía espera, la visión difusa atrae, el silencio va matando, y los sueños…los sueños hace tiempo
fueron asaltados, desnuda…sin más barrera que la pureza de mi yo verdadero flotando en el aire…
LaParka